jueves, 24 de enero de 2013

inicio del viaje: domingo 20 de febrero








Mírala sentadita en el autobús. 
Hace el trayecto Madrid-Manzanares. 
¿Seguirá viajando? ¿Dónde irá? 


 Ella también sufrió transformaciones, hay dos textos escritos en el anverso:
"Valor: el cielo este es
y sus pájaros nosotros"
de Odiseas Elitis
y de Guy Levaud "Yo sé que hay un ala en el corazón oculto de las cosas"

 
En el reverso, una pregunta de "El año del cometa", de Álvaro Cunqueiro:
"¿El nombre de una mujer hermosa, dicho con fiebre de amor, puede partir una torre en dos?"


martes, 15 de enero de 2013



Las fotos están borrosas, tomadas de prisa. La de arriba, del domingo 13 de enero, la dejé en las escaleras del metro. La de la derecha, del lunes 14, está en llegadas de la T4 de Barajas. Las dos estaban tuneadas. Es divertido hacerlo. 

En la primera, un texto de Emily Dickinson. 
La segunda es casi un collage. Mírala, a tu izquierda y abajo.
 
Pienso en lo que me sugiere la carta, le doy vueltas, me viene una idea y me pongo manos a la obra. Las imágenes de estas cartas eran duras. Para dejar que fueran azar, para ponerlas en juego, necesitaba contar que podían ser más cosas, que estaban llenas de sugerencias. Un juego más en este juego.

domingo, 13 de enero de 2013

Llevo una carta en el bolsillo, la dejaremos a lo largo de la mañana. O sea que tengo un secreto. Me acuerdo de B.Atxaga, ese poema:  "Me gustaría tener un secreto muy gordo,/ uno de esos que no se pueden contar/ pero se notan"...
Hoy hay fiesta en el barrio. Ahí vamos. 

 Probamos varios sitios intentando que no nos vean: 


Aquí el viento se la lleva y corremos a recuperarla.
Aquí queda bonita pero...

Al final el viaje empieza en bici. 

Nos despedimos del diez de oros. Lo dejamos bien acompañado.

sábado, 12 de enero de 2013

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viernes, 11 de enero de 2013

El juego

Ayer comenzamos a jugar.
Participantes: las 78 cartas del tarot, ocho jugadores y jugadoras, una ciudad.
Hemos dado el pistoletazo de salida en Madrid, donde nos hemos reunido.
El juego es sencillo: hemos repartido las cartas y ahora, cada uno, cada una, las irá dejando donde quiera, o entregando a quien desee.
La idea es dejar que el azar también juegue. (¿No juega siempre, queramos o no?)
No hay reglas. Las cartas viajarán, se moverán, porque quienes jugamos lo hacemos. Pueden aparecer en un medio de transporte, en una acera, en un edificio público, viajar por correo...
No sabemos quiénes querrán jugar, si alguien se asomará a esta ventana. Pero las cartas ya está echadas. Ya estamos jugando.
Tú, que lees esto ¿juegas?